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Desert Wildlife Conservation
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Rainforest Action Initiative
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Renewable Energy Program
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Tonantzin Guadalupe
Todas las mañanas me levanto temprano a nadar, se ha hecho una costumbre interesante desde hace algunos meses ya. Al regresar me preparo un desayuno rápido con una taza de café, jugo, un par de quesadillas, huevo y frijoles. Como regreso ya bañada de la alberca, sólo me cambio para comenzar a bocetar poco a poco; me siento, leo algo, veo los libros, las cosas que encuentro en el comedor, en la sala, en mi ventana, hasta que comienza todo a hilarse y logro el difícil trance de la pintura. Me detengo para comer algo y siempre después de esto la tarde se torna diferente. A veces pinto con mayor ímpetu, o cambio de actividad o de proyecto. Hoy, por ejemplo, visité la galería para la exposición que llevaré a cabo el mes que entra y fui a ver las salas de exhibición de otra galería privada en el Centro Histórico de Querétaro. Ahora, regresando y ya bien entrada la tarde me siento frente a mi pequeña máquina de escribir a plasmar estas letras. Me oculto y me alejo de todo el mundo, como siempre se hace cuando se escribe, me aparto de todas las personas con quien comparto mi tiempo y mi espacio, para volcarme en esta labor íntima y secreta contigo. En esta obscuridad emito mi voz mientras me recibes en silencio. Si me estoy evidenciando en estas letras es porque quiero que de alguna manera alguien o algo me lea. Quizá hasta yo misma, pero con la mirada que tendré después de que el mundo haya cambiado con el tiempo; este contacto ocurre por supuesto, a través del propio pensamiento. Estas letras emitidas desde lo más profundo de mi ser, son leídas desde lo más profundo de tu alma. Cuando te percates de que estás recibiendo estas palabras, será porque también estás aquí conmigo en la quietud del silencio. Ahora estamos en tranquilidad… en intimidad. Puedes estar en el bullicio, entre conversaciones, discursos, o simplemente descansando en el asiento de un tren o un autobús lleno de gente, pero también estás en completa soledad, aquí conmigo. Estamos frente a frente conversando en la catarsis de nuestras almas sinceras y desnudas. Lo maravilloso de esto es que en el momento en que quieras dejar de leerme, simplemente lo harás y no pasará nada, pero si estás en atención y conexión conmigo, podremos tener más de lo que tiene la mayoría de la gente que experimenta un contacto físico con otras gentes. Esta tertulia literaria es un diálogo en silencio, de presente a presente, de hombre a hombre, de mujer a mujer que nos aislamos en la soledad para comunicarnos. Quien escribe escapa para escuchar el mundo, sentirse, conectarse, poder hablar de la misma manera y al mismo momento que quien lee y se esconde en la tranquilidad de algún remanso, pradera, sillón, pasillo o banqueta para recibir la palabra. En este momento entonces, puedo decirte lo que quiera y me lo vas a entender.
Si para alguien escribí esto
es para ti.
Me gusta mucho encontrarte por aquí
y que sigas dejándote caer
en esta trampa,
que al final sólo es una experiencia: una consciencia.
Realmente sólo es
una artimaña de esas
que tengo para poder decir
algunas cosas que quiero.
Todo son señales.
Estamos en el mundo de la interpretación.
Todo tiene qué ver con las mismas cosas de siempre, y aunque mucho se ha escrito, es necesario que lo digamos con nuestra propia voz que emana del contexto y tiempo en que late nuestro corazón. Tu voz es la que ahora mismo está viva. Quizá cuando leas esto yo ya estaré muerta, pero tú no.
Está por concluir la era de la noche y ahora nosotros somos los elegidos. La unidad latinoamericana es la unidad de los seres humanos. El colibrí vendrá del sur con la energía del conocimiento que guardó Venus: Xólotl y Wünyelfe no han muerto. En esta labor se ocuparon todos los sabios conscientes de su ignorancia, para obedecer las instrucciones del universo. A veces intencional, a veces accidental, pero todo comienza un día a revelarse convirtiéndose en señal. Cuando comienzas a despertar, cualquier evento, por trivial que parezca, contiene toda la información que se necesita para seguir adelante.
Levanta ahora tu mirada. Has entrado y escuchado uno de los silencios que decidí guardar para ti. Ahora también lo sabes: no sé por qué nos es tan evidente y al mismo tiempo tan difícil de tomar en serio. Quizá me equivoque con mis intenciones, pero si llegaste hasta aquí es por algo que seguramente yo misma no entiendo. Algo tendrán estas letras que te hicieron quedarte. El hecho de que nos plasmemos aquí no garantiza nuestra trascendencia. A veces uno encuentra las señales más importantes en una conversación ajena, en los mensajes del pajarito adivinador, en una galleta de la suerte o en el separador publicitario del medio de las páginas de un libro que te regalaron…
¿A dónde vamos ahora?